En vísperas de la Navidad, en medio del ajuste y de las desregulaciones de la economía a través de un DNU que anunció el gobierno, desde la Iglesia salieron a pedir “renunciar a toda forma de autoritarismo y escucharnos con la humildad y esperanza, cuidando la institucionalidad y la gobernabilidad”.
“Asistimos a un escenario de fractura social, que pareciera impedir discernir que nadie se salva solo, que la auténtica libertad solo es posible con equidad, integración, con disminución de la profunda desigualdad social que nos atraviesa, con fraternidad que tenga el eje central en la sensibilidad social”, advierte la comisión de Pastoral Social del Episcopado en una declaración.
Y añade: “Sólo así podremos también construir la paz social, en este momento de nuestra historia. Por eso, la visión cierta de la libertad es aquella de una comunidad que se realiza incluyendo y no descartando”.
El pronunciamiento comienza diciendo que “se acerca el tiempo de la ternura del Señor Encarnado, en momentos de muchas dificultades en nuestra Patria, momentos donde muchísimos hermanos atraviesan situaciones de crisis”.
“Dijimos este año -recuerda- que es necesario recuperar la pertenencia a la Patria para construir juntos una comunidad que defienda la vida y el interés de todos, no dejando a nadie afuera”.
Considera que “necesitamos una fraternidad que nos una por encima de las diferencias y que éstas no sean usadas para fragmentar, dividir, o enfrentarnos más, sino para encontrar caminos de comunión basados en el amor por el otro”.
“La conmemoración de los 40 años de recuperación de la democracia constituye también un tiempo propicio para promover la igualdad ciudadana, para renunciar a toda forma de autoritarismo y escucharnos con humildad y esperanza, cuidando la institucionalidad y la gobernabilidad”, subraya.
Señala que “es el momento que requiere el mayor esfuerzo para dialogar –con la sabiduría del diálogo que no defrauda-, para articular esa dimensión individual, personal, con la dimensión social, colectiva y estructural de la vida comunitaria, en este tiempo de la historia. La dimensión social debe basarse en el bien común antes que en cualquier interés particular”.
«Necesitamos trabajar la unidad entre los argentinos sin desconocer que -como dijo el Papa Francisco- la verdadera libertad se expresa plenamente en la caridad porque, no hay libertad sin amor y sin oportunidades para todos”, afirma.
Y concluye: “Desde el encuentro, y siendo portadores de esperanza, queremos acompañar a los más pobres en esta situación de perplejidad, discerniendo los signos de la venida del Señor hoy, pidiendo una vez más a nuestra Madre, desde Luján, que cuide y acompañe a nuestro pueblo”.