El Gobierno inició el proceso de privatización total de Energía Argentina S.A. (Enarsa), que en la primera etapa incluye a la compañía controlante de Transener, responsable de la transmisión eléctrica en todo el país.
A través del Decreto 286/2035, el presidente de la Nación decidió dejar en manos privadas a la empresa creada en 2004, con la cual el Estado realizó las obras de mayor relevancia para la infraestructura energética y productiva del país.
“Enarsa no puede ser evaluada como una empresa que opera en un mercado competitivo y tampoco como una concesionaria de servicio público”, explicó a Página/12 el economista de la UBA, Alberto Muller. Por esa razón, la privatización “no puede responder a los criterios usuales como si es superavitaria o si es eficiente. La pregunta es quién podrá estar interesado en adquirir esta empresa, cuando no tiene propiamente una misión comercial. Cuando mucho, operará por cuenta del Estado, contra el pago de una compensación”, agregó Muller.
Privatización
El proceso se desarrollará desde la separación de las actividades y bienes de cada una de las unidades de negocio de Enarsa, que incluyen gasoductos, transportistas, termoeléctricas y represas.
En primer lugar, la normativa publicada este viernes en el Boletín Oficial autoriza la venta del 100 por ciento de las acciones en Citelec S.A., empresa controlante de Transener, mediante concurso público nacional e internacional.
En el mercado, Transener vale 800 millones de dólares. Los activos se dividen 50 por ciento del Estado argentino con la mitad de Citelec S.A. -un cuarto de Transener- y 50 por ciento de Pampa Energía, la empresa de Marcelo Mindlin.
La firma cotiza en la Bolsa de Valores y las acciones del Estado que varían de acuerdo a los movimientos de los títulos tienen un valor aproximado de 200 millones de dólares. Con 12.400 kilómetros de líneas en extra alta tensión, Transener conecta generación de energía y centros de consumo a nivel nacional.
De acuerdo con la información oficial, la decisión por la privatización se sostiene en que la compañía estatal “requirió transferencias millonarias del Tesoro para sostener una estructura que no logró resultados eficientes ni en calidad de servicio ni en administración”. Sin embargo, ex funcionarios y otros expertos salieron a cuestionar los argumentos y aseguraron que la empresa solo es deficitaria si se contabilizan los subsidios a la importación de gas que se canalizan a través de Enarsa.
En el mismo texto oficial, la gestión de la Libertad Avanza argumentó que la iniciativa “busca mejorar el servicio, fomentar la competencia y garantizar precios reales y sostenibles para todos los argentinos”.
De esta manera, la ruleta de la motosierra marcó un pleno en Enarsa: la firma que durante 20 años en manos del Estado realizó estudios, exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos, y tareas de transporte, almacenaje, distribución y comercialización e industrialización de esa materia prima y sus derivados.
Impacto
En cuanto al impacto que la iniciativa tendrá para el suministro energético y en consecuencia para la sociedad, Muller sostuvo que “probablemente no habrá cambios sensibles, salvo que signifique un entorpecimiento de sus funciones actuales. Es de esperar que no ocurra algo así”.
Al respecto, remarcó: “sería importante que se evitará cualquier conflicto de interés con empresas que suministran gas, por cuanto Enarsa es compradora de ese insumo, para luego inyectarlo al sistema de distribución de gas, si es que se desea sortear la concentración vertical (un principio enunciado para el sector energético, que no siempre se cumple)”.
La puesta en marcha del cambio de manos quedará a cargo del Ministerio de Economía comandado por Luis Caputo, quien en septiembre del año pasado desplazó al entonces titular, Juan Carlos Doncel Jones, para que el puesto quedara bajo las órdenes del experto en finanzas Tristán Socas.
La cartera de Hacienda deberá dictar las normas operativas y complementarias necesarias para habilitar a la ejecución del desguace desde la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, creada por Milei para tales fines. “El sector privado no solo puede hacerlo mejor, sino que además es el motor natural de la inversión, el empleo y la innovación”, justifica el comunicado del Gobierno.
La venta total de Enarsa abarca, además de Transener, el gasoducto ex Néstor Kirchner de Vaca Muerta, con posibilidad de evacuar más de 21 millones de metros cúbicos diarios de gas natural desde Neuquén hasta Buenos Aires; casi el 70 por ciento de la Central Termoeléctrica José de San Martín en Timbúes, Santa Fe, con potencia instalada de 865 megavatios (MW) y el 65 por ciento de la Central Manuel Belgrano, en Campana, Buenos Aires, con 823 MW; el 98 por ciento de las cuatro represas hidroeléctricas del Comahue y dos represas hidroeléctricas en construcción en Santa Cruz, avanzadas al 30 por ciento, con capacidad de 1.310 MW.
Además, detenta el 50 por ciento del puerto de Escobar en sociedad con YPF, donde conecta el buque regasificador Expedient de la estadounidense Excelerate Energy; tiene parques eólicos en Santa Cruz y La Rioja; el 1 por ciento de Nucleoeléctrica Argentina S.A. y opera el Gasoducto del Noreste Argentino y la energía generada por las hidroeléctricas binacionales Yacyretá junto con Paraguay y Salto Grande en sociedad con Uruguay.
Otra de las funciones destacadas, sobre todo en los últimos años cuando se retrajo la inversión, es la entrega del gas subsidiado a las distribuidoras de energía. En este sentido, Muller calificó a Enersa como una compañía “sui-generis” porque “opera más como un brazo ejecutivo del gobierno, siendo ahora su función primordial la de gestionar la compra de Gas Natural Licuado importado y la logística”.