Con varios puntos a favor recalcados en la previa a su estreno, Demasiado no hace rigurosamente honor a su nombre, pero se puede decir que la cantidad que sea alcanza para entretener, con una trama generacional, apta para todos los públicos. La creadora y protagonista de ese fenómeno llamado Girls -historias con chicas de veintipico que se extendió por seis temporadas-, Lena Dunham, regresa después de ocho años con una comedia romántica centrada en una mujer de treinta y poco.
No es que Dunham sólo pinte frescos por décadas, pero los relatos que giran en grupos de determinada edad le permiten sacarle punta a hábitos de época y conductas generacionales y está claro que sabe hacerlo. Aquí se enfoca bastante en los llamados millennials, pero sin perder de vista la colorida gente de una atractiva gama de personajes, muchos de ellos a cargo de figuras de primera línea.
Otro punto clave de esta serie que acaba de estrenar Netflix -consta de 10 episodios– es el (tal vez exagerado) choque cultural que intenta plasmar entre Nueva York y Londres. La primera ciudad, escenario principal de las Girls, es el sitio en el que vive Jessica (interpretada por Megan Stalter), volcada al trabajo y al amor. Uno de los dos sustantivos se le cortó de golpe: la pareja la dejó, está con otra, y para no quedar sumergida en el sufrimiento siente que lo mejor que le puede pasar es alejarse de los lugares que solían frecuentar.
Y arma las valijas, estrujas las penas entre las ropas, mete todos los recuerdos posibles y se lleva su adicción al trabajo más allá del océano. Y no pasará mucho tiempo hasta que la nueva heroína creada por Lena –tal vez moldeada con elementos autobiográficos– vuelva a sentir las «maripositas» del amor. No ve en él -a su nuevo él lo conoce en un boliche- al hombre de sus sueños, pero sí asume que el vínculo se vuelve inevitable.
Jessica y Félix -un músico independiente, menos formal que lo que ella querría, compuesto por Will Sharpe, al que hemos visto en The White Lotus– tienen ritmos de vida muy diferentes y parecieran aspirar a distintos destinos. Pero el amor, una vez más termina siendo más fuerte.
Pero más allá de lo que suceda entre ellos dos, cada capítulo va pincelando con gracia y diálogos chispeantes a una generación que dejó atrás lo tradicional y maneja de taquito lo tecnológico, sin perder por eso el romanticismo en sus formas más simples y efectivas.
Y mientras la trama va contando la montaña rusa de emociones que vive Jessica, aparecen muchos personajes secundarios, como si se tratara de una pasarela de primer nivel, algunos con paso fugaz y otros para quedarse por un buen rato. Entre la galería de grandes nombres figuran los de Naomí Watts, Jennifer Saunders, Rita Wilson, Jessica Alba (hace de sí misma), y Andrew Scott, el codiciado actor irlandés que se lució en las series Fleabag, Sherlock y Ripley.
La producción creada por Dunham -junto a su marido, Luis Felber– tiene el encanto de una comedia romántica bien hecha, pero no termina de correr riesgos. No es que sea una condición indispensable para intentar brillar, pero que el cuento siempre sobrevuele las mismas zonas del amor, el desamor, el sube y baja de la autoestima y el supuesto choque cultural entre ciudades, la lleva a quedarse en una franja de comodidad que garantiza el entretenimiento de calidad, pero al que le falta un toque de pimienta. O de sorpresa.
Ficha
Calificación: Buena
Comedia romántica Protagonistas: Megan Stalter y Will Sharpe Creación: Lena Dunham Dirección: Lena Dunham Emisión: Diez episodios en Netflix.