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Canonización de Mama Antula: el pueblo que perdió su calma para vivir un día histórico

Desde Villa Silípica

Eran cerca de las seis de la mañana de un domingo que ya pintaba caluroso, pero en Villa Silípica nadie dormía: era un día de fiesta. En esa pequeña localidad del departamento hómonimo, la tierra natal de Mama Antula -ubicada a 40 kilómetros de la capital de Santiago del Estero- se vivía con alegría, emoción y cierta fascinación, la consagración de la beata santiagueña en la primera santa argentina. 

Tras una vigilia, que inició cerca de la medianoche e incluyó música, danzas folklóricas, agrupaciones gauchas y un gran fogón comunitario, las más de cinco mil personas que se acercaron a la capilla, desde distintas partes de la provincia y el país, seguían por pantalla gigante la tranmisión oficial de la ceremonia de canonización de María Antonia de San José de Paz y Figueroa, oficiada por el Papa Francisco en la basílica de San Pedro.

Caminando, a caballo, en bicicleta, en autos particulares o micros alquilados, así llegaron los miles de fieles que irrumpieron la tranquilidad de Villa Silípica, un pueblo de poco más de mil habitantes, para ser parte de este día histórico. 

«Es un día historico para Santiago, una bendición muy grande para todo el pueblo de Silípica y para la iglesia argentina. Después de muchos años de venir trabajando, acompañando al pueblo de Dios en la devoción a Mama Antula, con las peregrinaciones, las fiestas patronales, los retiros espirituales que hacemos aquí en la Villa, que han sido masivos en su mayoria, hoy para nosotros es un dia de fiesta, de alegría, de sentirnos amados y bendecidos por Dios», expresó el padre Mario Ramón Tenti, el cura de lugar en diálogo con Página/12

Por su parte, Carlos Concha, comisionado municipal de Villa Silípica, sumó: «Vivimos este hecho con mucho júbilo. Se ve en el rostro de la población de Villa Silípica el orgullo que sienten de estar bendecidos con la canonización de Mama Antula».

«Hoy, es un día historico, lleno de gozo y alegría, para la iglesia catolica en general, para la diócesis santiagueña en particular y sobre todo para nuestro pueblo silipiqueño. Que la primera santa argentina sea santiagueña y silipiqueña significa algo muy grande, algo muy preciado. Dios se ha hecho presente ante nosotros para bendecirnos una vez más», agregó Julia Ledesma, Secretaria Tesorera de la comisión Municipal Villa Silipica, para explicar que se trató de una peregrinación. Pero mucho más que eso.

Una caminata de doce kilómetros

En el santuario, que se construyó para rendirle homenaje en 2016 –año en que Mama Antula fue beatificada- los rostros de cansancio de aquellos peregrinos que se habían trasladado a pie desde la localidad de Manogasta,  a unos 12 kilómetros de distancia, se mezclaban con los de emoción de aquellos otros que no podían contener las lágrimas al escuchar al sumo Pontífice hablar de Mama Antula.

«Es el recuerdo de mi mamá. Ella nos compartió su fe por Mama Antula cuando aún no era conocida, y estoy segura de que hoy, desde donde esté, está muy feliz porque Mama Antula se convirtió en Santa», contó, sin poder conter las lágrimas, Graciela, una vecina que nació y se crió en Villa Sílipica, pero que actualmente reside en Buenos Aires y viajó especialmente para presenciar este evento que definió como «un día histórico», para «su» pueblo y para toda la Argentina. 

Con la misma emoción, otra peregrina sumó: «Estamos re contentos, porque es santa y es Santiagueña. Es una emoción estar aquí». «La tenemos de santa a una santiagueña. Viva la Mama Antula», exclamó con orgullo una tercera. 

Una cuestión de fe, seguro. Pero mucho más que eso.

Las palabras más esperadas

El punto máximo de la celebración aconteció minutos antes de las de las siete de la mañana de este domingo, cuando el Papa Francisco, desde los altares de la basílica de de San Pedro, proclamó: «Beatam Mariam Antoniam a Sancto Ioseph de Paz y Figueroa».

«En honor de la Santa e individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, (…) declaramos y definimos Santa la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa y la inscribimos en el Catálogo de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sea honrada devotamente entre los santos», exclamó Francisco.

Con esa fórmula, la creadora de los ejercicios espirituales nacida en lo que entonces era la provincia de Tucumán en 1730, actualmente Santiago del Estero, y fallecida en Buenos Aires en 1799 se convirtió en la primera santa de la historia del país y marcó un nuevo hito para la iglesia católica y para este pequeño pueblo del interior santiagueño, que hoy estuvo en los ojos del mundo.  

«Esta madrugada del 11 de febrero para nosotros va a ser inolvidable y va a permanecer en el recuerdo de todos, para contarles a nuestros nietos y bisnietos, y va a quedar plasmado en nuestra historia silipiqueña», destacó Ledesma.

«Silípica es un pueblo sencillo, humilde, y que tengamos este privilegio de contar con la primera santa argentina es una bendicion muy grande. Con esta bendicion comienza una nueva etapa en la historia de la iglesia de Santiago, y ojala de la provincia y del país», agregó el cura del lugar

«Este hecho histórico, lleno de honra, nos abre el camino para continuar con esa tarea grande que inició Mama Antula», añadió por su parte el comisionado municipal. 

De Silípica al mundo 

«La Mama Antula, de Silípica al mundo«, reza un tramo de una canción especialmente compuesta, por Fredy Paez y Mario Tenti, para la (ahora) primera santa argentina, María Antonia de San José de Paz y Figueroa. Ese pasaje describe a la perfección lo que sucede y sucedió con Mama Antula, hoy consagrada santa de la Iglesia católica.

Según la tradición oral, Mama Antula nació en Villa Silípica en 1730. Pertenecía a una destacada familia y desde los 15 años, la joven santiagueña comenzó su práctica religiosa al acercarse a los jesuitas. 

Renunció a los privilegios económicos de su familia, y en medio de las adversidades y la constante lucha con el contexto sociopolítico, comenzó con la práctica de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola -meditaciones, oraciones y encuentros para orientar a las personas a la fe- que realizaban los jesuitas.

En 1767, tras la expulsión de los jesuitas del Virreinato y de España —por decisión del rey Carlos III— comenzó a viajar de ciudad en ciudad por el nordeste argentino promoviendo ejercicios espirituales, como hacían los jesuitas.

En Buenos Aires quiso crear un centro de ejercicios espirituales, pero gente de la alta sociedad y el virrey de entonces, se opusieron. Entonces fundó en las afueras de la ciudad la que hoy es llamada Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada en la actual calle Independencia 1190.

Murió en 1799. Sus restos se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires.

Mama Antula ya había sido declarada beata en 2016, con una ceremonia en Santiago del Estero, luego de que se aprobara un milagro en la curación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, la hermana Rosa Vanina, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.

Hoy, la oficialización de la canonización marcó un acontecimiento sin precedentes para los y las residentes de Villa Sílipica, incrédulos de la cantidad de gente que se acercó sl lugar. 

En vísperas de la beatificación ya habían recibido a más de 15.000 fieles, pero el evento de la canonización superó todo récord previo, y ya nada volverá a ser como antes en la tierra de la flamante Santa argentina. 

«El papa Francisco dice Silípica es un pueblo creyente, un pueblo fiel, y así lo creo y comparto las palabras del Santo padre. Algo extraordinario tiene reservado Dios para Silípica y estoy seguro de que los silipiqueños lo van a tomar con alegría y esa bendición se va a multiplicar con creces», sostuvo el padre Tenti.

Y sumó: «Orestes Di Lullo, uno de las grandes escritores argentinos y santiagueños, describe en 1940 a Silípica como un pueblo pobre, inhóspito, triste, y quizás para él, que tenía una mirada desde la ciudad, urbana, algo de razón tenga. Pero el Silípica de hoy, el de la Mama Antula, es un pueblo que está creciendo a nivel de infraestructura, creciendo en su consciencia e identidad cultural. La cantidad de turistas y devotos que visitan ahora Silipica les está ayudando a tomar consciencia del lugar protagónico que van a tener de aqui en más en la historia de Santiago, en la historia de la iglesia santiagueña y eso para ellos una bendición muy grande».

«Mama Antula es nuestra representante en el mundo y que haya sido una mujer tan sencilla, tan humilde, solidaria, caminando sola y siempre llevando la palabra de Dios a todas las clases sociales, significa mucho para nosotros. Como silipiqueños estamos orgulllos de que Mama Antula sea nuestra santa«, añadió la secretaria municipal.

Y completó: «Hoy nos quedamos con la sensación de una fuerza divina, un espiritu que te llena el alma para seguir luchando en estos tiempos tan dificiles para todos. Ha sido un día hermoso, muy particular y le agradezco el haber podido formar parte de este momento en la historia, para mi pueblo que tanto amo, para el pueblo santiagueño y para la iglesia católica».

Y así fue, como este 11 de febrero, comenzó una nueva etapa en la Iglesia Católica para María Antonia de San José de Paz y Figueroa, popularmente conocida como Mama Antula. 

Una cuestión de fe, seguro. Pero Silípica fue mucho más que eso.

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